Sobre la "carta" de Sánchez


Que aburrida es la política desde que solo nos hablan para decirnos que estamos ilusionados ¿Quién respira esa ilusión que dicen? La distancia entre Ciudadan_ y su representación es irrecuperable, la sensación de comunidad sobrevuela fragmentaria como mosquitos insoportables. La actual crisis de representatividad y el vértigo generador de aporofobia y desamparo sólo parece soportarse por el inefable ritmo de trabajo que anida en nuestras entrañas. Ese credo al trabajo que nos impide contemplar con claridad, que realmente nada es. Nuestro presidente del gobierno envía cartas sobre despedidas y no se despide, da ultimatums que no van a terminar con nada, puesto que si uno presta atención a la carrera política del mismo puede dilucidar que no se trata de su mujer o el “fango” (aquel que en su día usó para acabar con sus adversarios políticos), sino de alguna instancia superior que pareciera poder acabar con él. No se trata de meras especulaciones sino de simple lógica al ver cómo ha estado variando tímidamente de posición con respecto al genocidio palestino y su reciente postura (aun siendo tibia) por el reconocimiento de los dos estados. 


La forma camaleónica del poder viste de traje, con y sin corbata, se dirige a nosotros en tonos enfadados y desesperados, pero también con colores llamativos y mensajes alegres. Nada nuevo en el circo. El orden, eso es todo lo que tiene que mantenerse. Eso se dijo en las escaleras de La Moncloa.  No es simplemente el dueño de un medio de comunicación determinado, es la comunicación en su forma mercantil. Mientras que aquí Sánchez emula una pelea y un ultraje inmoral sobre su familia, parece encantado por poder alimentarse de la marcha de intelectuales y farándula progre que le mostraron amor, pleitesía y apoyo bajo la condición de realpolitik. No es que el actual presidente de España haya recogido cable en última instancia, es que ha mutado hacia la nueva-vieja cara de un PSOE que siempre ha sido el orden. De ahí que podamos distinguir entre la muchedumbre lacrimosa y extasiada por la “maniobra” del presidente que renieguen de habitar una crisis cuando late en la sociedad una guerra civil que está en ciernes por la cada vez más evidente estupidez inducida de la que much_s no queremos formar parte. Ni trabajo asalariado, ni cultura del esfuerzo, ni billonarios de cualquier clase y mentalidad, ni democracia representativa, ni estados anti-estado, ni cobardía ante el sionismo, ni enemistad entre los escombros del espejismo de la clase media muerta allá por los años 50. No hacen falta cinco días para reflexionar, sino para canalizar y formular el futuro al que se pretende aspirar. 


Las fotografías de las ciudades parecen ocultas bajo un manto de redes sociales que los medios de comunicación entrenan para manejar y representar a su antojo. Nuevamente, mejor en las redes que en las calles. Mejor en los circuitos diseñados que dibujando realidades. La forma de gobernar es a través de las pantallas, a través de los sistemas, con una distancia infinita que impide que veamos que a Yolanda Diaz se le deforma la cara de tanto fingir sonrisas (habría que dejar de sumar y empezar a restar, pero no, aquí se viene a ganar). La vía reformista parece agotarse, pero cuanto más cerca del final, más complicado se nos muestra todo. Más agentes, más personajes, más energía... como muchos de los enfermos terminales, la izquierda progresista ha emulado una nueva recuperación. Sin embargo, parece más esa lucidez terminal de “una democracia” que ha evidenciado demasiadas veces que no reside en el Congreso de los Diputados. Que demos más selecto, ¿no?


El ridículo de nuestro tiempo es tal que en pocos años se han vaciado las calles que criticaban al poder (recordemos que el 15M empezó bajo el gobierno del PSOE de Zapatero) para llenarse en la defensa del mismo bajo el nombre de “LA PLAZA”, en un nuevo intento de importar lo que fue dicho. Parecen no comprender que él "No nos representan" viene del afuera y nunca, por mucho que lo intenten, puede ser un centro desde el cual actuar (al menos no el que piensan, ya que es bastante más angustiante y vertiginoso). Según se fue desilusionando la movilización popular, más se les ha tenido que decir/recordar qué y quiénes son sus enemigos. La enmienda a la totalidad de la política parlamentaria no puede ser sustituida por la enmienda a la totalidad de la política mediática. Ante el circo político cierran los medios de comunicación (Aljazzera, RT…). Todo prohibido con tal de que no podamos verles. Aunque en aquellas plazas se hablase del congreso, se hablaba de las situaciones, de la respiración y de la angustia por el futuro. Lo que no es entendible es que todo ello acabe escondido bajo los millones provenientes de Europa que intentan, sin conseguirlo del todo, esconder que ningún futuro se abrió en aquél entonces y que el que deja tiene fecha de caducidad. Se insiste mediante colonizaciones y más colonizaciones llegar a borrar la infinidad de conexiones posibles mediante las cuales darnos al encuentro. Pasan desapercibidos ante nuestros ojos todos los dispositivos que nos atraviesan e infestan nuestros decires para que no nos vayamos. Para que sigamos sosteniendo una utopía que se hace añicos y que ya no es competente con las crisis que se avecinan. Nosotros. La insurrección que viene es el momento preciso en el que esquivamos los dispositivos de “los cinco días de reflexión” trufados por toda la carta y pensamos por nuestra cuenta. ¿Qué cuenta? La que sentimos cada vez que nos levantamos para ir a trabajar mil horas, o cuando la palabra explotación aglutinada con trabajo de mierda se vislumbra en la cara de otro muerto de hambre con un puesto superior, la que nos atraviesa cuando vemos los hilos del teatro político y bajo qué voz se subordinan el resto, cuando nos encontramos en las calles gritando “No es una guerra, es un genocidio”, “Viva Palestina Libre del río al mar”, y el miedo pareciera difuminarse en el aire. “No quiero vivir así, pero tampoco quiero morir se halla en cada conversación de violencia auto justificada, hacia un_, hacia otr_s.


Si el retiro a pensar parece haber invocado un "todo sigue igual" bajo un "yo soy quien necesitáis contra ellos". ¿Qué ellos? Cuidado. No hay un ellos sin un él. Se ha dicho mucho, se ha hablado de respeto y dignidad, de presión laboral, de las mujeres liberadas para trabajar... de un fascismo que no se ha nombrado, pero que parece haber inspirado el discurso en todo momento. Pedro Sanchez declama ¡Alerta antifascista! Ha llamado a defender el Estado frente al fascismo que, ¿oculto?, quiere tomar el poder. Parece que ese fascismo no ha sido combatido por nadie hasta que en Ferraz o en el Congreso han dicho a la burguesía liberal del PSOE que siga frenando lo que es inevitable. Si Pedro Sánchez desea continuar contra VOX y PP en España, en Italia, Meloni se anunciaba candidata a las elecciones europeas. Una muestra más de una diferencia de ritmos que no pueden igualarse porque parecen no mirarse (aunque por debajo de la mesa siga el flujo armamentístico). 


En Estados Unidos la policía (diferentes cuerpos) se avalancha sobre los estudiantes okupando las universidades bajo la consigna de que entre los manifestantes había radicales antisemitas. ¿Y qué pasa con los payasos pro-israelíes que, junto a la policía, cargaban contra los estudiantes atrincherados en las plazas del campus? Las técnicas de estado de excepcionalidad y el uso de la carta blanca del terrorismo conviene tenerla presente en estas asimetrías. Da la sensación, por como se trata a las organizaciones fascistas que se ha entendido horrible y desastrosamente mal en qué consiste la democracia, ¿o no? ¿No les da la sensación de que, al decir “democracia para tod_s” se dice al mismo tiempo “tod_ vale”? ¿Seguro? ¿Todo vale? Si seguimos esta definición de la democracia es un agujero negro neutralizador de valores. Democracia sin teleología, sin constitución, sin rumbo más que el marcado por ese pequeño demos donde se ha concentrado el poder -igualación de personas jurídicas y físicas, ¡intereses económicos primero!- Por eso much_s teoríc_s de la insurrección escriben para nosotros, recordándonos que sin nosotros la concentración del poder se fragmenta.  Si hay un ellos es porque hay un nosotros, una aspiración, una atrofia del deseo, secuestrado constantemente no solo por una lucha binómica sino por una lucha constante por no dejar salir al monstruo que somos. Neuróticos, adelantándonos a nuestro pensamiento con imaginerías demasiado anidadas en nuestros más húmedos sueños infantiles que no terminamos de soltar, seguimos siendo ubicados en el mapa social como trabajador/a, clase baja, sexo genital, orientación, medidas y rutinas de placer/displacer. El carácter ideológico, donde las ideas transitan y son intercambiables acorde a una serie de valores y utopismos de palabras de las que emergen cuadros diversos y animaciones exageradas, queda anulado frente a la maquinaria arrolladora del día a día. Regidos por la forma de la mercancía, olvidamos que es la palabra y el tacto lo que nos iguala y presenta. Pedro Sánchez nos pide luchar por la verdad: su verdad, no la nuestra.


Cuando vengan a por ti, ¿cuánt_s seréis?






Equipo editorial Metaxis, 06/05/24